La mujer y la Ingeniería     

Por la Lic. Patricia Salmón

Haciendo un poco de historia

Las carreras de ingeniería y el género femenino parecían hasta hace algunas décadas, relaciones poco compatibles, así, el imaginario cultural de las mujeres que elegían como profesión la ingeniería, estaba teñido de prejuicios, tanto conductuales como estéticos. Cabe imaginar entonces, las dificultades que debió atravesar Elisa Bachofen- primera graduada en ingeniería en la Argentina y en Latinoamérica- a lo largo del cursado de la carrera y luego en el ejercicio de la profesión. 

Vale la pena conocer un poco más de aquella pionera. La Ing. Bachofen obtuvo su título en 1917, 52 años después de haberse creado la carrera de Ingeniería en la UBA y 47 años más tarde que el Ing. Luis Augusto Huergo se graduara de ingeniero (siendo el primero de esa profesión en Argentina y en Sudamérica).  Cuenta ella en una entrevista realizada en 1953, publicada paradójicamente en la revista El Hogar, que en la UBA-donde cursó sus estudios- y en los diversos organismos e instituciones en los que desempeñó sus funciones, no existía infraestructura ni servicios adaptados para las mujeres y que las relaciones con sus compañeros de Facultad y colegas de trabajo durante los primeros años, estuvo signada por la desconfianza primero y por la admiración después. Su trayectoria en el campo de la ingeniería comenzó  con la tesis “Instalación de una fábrica de hilados y tejidos utilizando algodón del Chaco” para lo cual se trasladó a nuestra provincia, viajando hasta diferentes puntos de la misma, a fin de obtener los datos necesarios.  Elisa fue también presidente del Instituto Nacional de tecnología Industrial, integró el Comité Consultivo del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, trabajó en la Dirección de  Vialidad Nacional, etc.  Tanta era la pasión que sentía la Ing. Bachofen por su profesión que declaró en un reportaje realizado meses antes de su muerte (ocurrida en 1976) que volvería a elegir a la ingeniería como carrera sin dudarlo ni un momento.

Si particularizamos en algunas instituciones de educación superior en el Chaco, tenemos por ejemplo a la Facultad Regional Resistencia de la UTN, y allí ciertamente también nos encontraremos con historias semejantes a la de Elisa Bachofen, aunque es dable recordar que ya en primera promoción de Ingenieros Mecánicos de la FRRe (1968) se contaba con una mujer, la Ingeniera Rosita Goldring. Es necesario aclarar sin embargo, que sólo en la década del ‘ 80 se adecuaron las instalaciones para recibir a la gran cantidad de mujeres que ingresaron a la carrera de  Analista de Sistemas primero e Ingeniería en Sistemas de Información después. 

Img. Del libro 150 años de Ingeniería en la Argentina. 2020

 De la ingeniería y de las ingenieras

 En nuestro país, las Facultades de Ingeniería, apoyadas fuertemente por el Estado Nacional desde el  2004, año en el que se iniciaron los procesos de acreditación de carreras de Ingeniería,  llevan adelante proyectos vinculados con la mejora de la calidad académica y la formación de los ingenieros e ingenieras para el Siglo XXI. 

El objetivo del Plan Estratégico para la formación de Ingenieros 2012-2016 fue el de incrementar la cantidad de graduados de ingeniería en un 50 % en 2016 y en un 100% en 2021, tomando como base el 2009. Es decir que se proponía pasar de 1 ingeniero cada 6700 habitantes a 1 cada 4000 habitantes. 

Para lograrlo se trabajó en distintas líneas, como por ejemplo la generación de vocaciones tempranas, mejora de la retención, incremento de la graduación de alumnos avanzados e incremento de la cantidad de ingenieros insertos en el sistema científico, tecnológico y de innovación. Uno de los factores clave para el éxito de este Plan sería lograr que los jóvenes elijan las carreras de Ingeniería, ya que actualmente la escasez de vocaciones en carreras tecnológicas es un problema mundial.  

Según el Anuario 2009 de la Secretaría de Políticas Universitarias, del total de estudiantes universitarios de la Argentina, sólo el 13.8% correspondía a carreras de Ingeniería y, de ese porcentaje, sólo el 17% eran mujeres.  Estos porcentajes no han variado demasiado en los últimos años, y tampoco difieren de la realidad mundial. El análisis de esta problemática tiene dos vertientes. Por un lado, desde los ámbitos académicos se afirma que la cultura imperante en la sociedad actual aleja, en general, a los jóvenes de la denominada “cultura del esfuerzo”.  Por otro lado, algunos estudios evidencian que existe un preconcepto social que establece que las carreras de ingeniería no serían carreras para mujeres. 

Sin embargo, es necesario indicar que los programas actuales para despertar vocaciones en ingeniería actúan sobre los jóvenes en general y no sobre la mujer en particular, en ese punto una autoridad universitaria de género femenino afirmaba “creemos que un programa específico, destinado a desmitificar el perfil masculino que se le ha impuesto a la profesión, permitirá mejorar sensiblemente los indicadores de ingresantes a estas carreras, e, inclusive, mejorará los índices de retención, no sólo por el mero hecho de incrementar la cantidad de ingresantes, sino porque estudios recientes demuestran que las mujeres que optan por estas carreras logran mejores desempeños relativos. En ese sentido se ha demostrado que las mujeres perciben a la ingeniería de manera diferente a como lo hacen los varones. Una encuesta realizada a estudiantes de ingeniería revela que los hombres entienden que los desafíos de la profesión están vinculados  al desarrollo tecnológico puro, las mujeres, sin embargo se enfocan en mejorar la calidad del agua, de la salud, de la infraestructura urbana, entre otros temas inherentes a la calidad de vida. Es decir, la mirada femenina es la que se enfoca en los grandes desafíos del mundo de hoy. El incremento de la presencia femenina provocará que estos temas sean abordados desde diferentes enfoques y con el objetivo de dejar un planeta mejor a nuestros hijos”.  

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